Las tarjetas SIM tal y como las conocemos podrían tener las horas contadas. Hace unos días el diario Financial Times y otros medios de comunicación importantes desvelaron que Apple, Samsung y la GSMA defienden la puesta a punto de una tarjeta SIM electrónica que nos permita prescindir de la SIM física que requieren actualmente todos los teléfonos móviles.
El respaldo de estas tres entidades es importante, pero, al parecer, no son las únicas que apuestan por la eSIM. Algunas de las operadoras más relevantes del planeta, como AT&T, Verizon, China Unicom, Deutsche Telekom, Etisalat, Telefónica, Vodafone y Orange, entre otras, también creen en la eSIM. En un principio la posibilidad de prescindir de la SIM tradicional puede simplificar y agilizar el cambio de operadora, pero también plantea muchas dudas que aún están en el aire y que los usuarios tenemos que conocer para valorar si realmente la eSIM es tan interesante como la pintan. Veamos qué sabemos hasta ahora.
¿Qué es la eSIM?
La eSIM cuando esté lista no será otra cosa que una tarjeta SIM electrónica que no requerirá la inserción de una SIM física en nuestros teléfonos móviles, tablets, ordenadores portátiles o en cualquier otro dispositivo móvil con conectividad a las redes de telefonía. Por esta razón, estos dispositivos, lógicamente, tampoco necesitarán tener una ranura para tarjetas SIM, por lo que los fabricantes de hardware dispondrán de más espacio en el interior de sus soluciones, aunque en principio, y dado el reducido tamaño de las micro-SIM y las nano-SIM, el espacio liberado no parece que vaya a ser exagerado (la propia eSIM ocupará algo de espacio).
La ventaja más evidente que la eSIM puede representar para los usuarios es, como he mencionado al principio del post, la posibilidad de simplificar y agilizar bastante la burocracia a la hora de cambiar de operadora. Incluso podría simplificar el cambio del plan de datosdentro de una misma operadora. Sin embargo, para que esta SIM embebida llegue a buen puerto debe superar con éxito un reto importante: sus especificaciones deben ser aceptadas por las operadoras, los fabricantes de smartphones y las empresas que actualmente están fabricando las tarjetas SIM físicas
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El grupo de trabajo que se está encargando de definir estas especificaciones existe desde hace tiempo, y no está constituido únicamente por Apple, Samsung y las operadoras que he mencionado antes, sino también por otros fabricantes de teléfonos móviles, como Huawei, Sony y LG, e incluso por varios fabricantes de tarjetas SIM, como STMicroelectronics, Valid y Oberthur Technologies, entre otros. Es esencial que lleguen a un acuerdo porque la eSIM aspira a ser un estándar que garantice la interoperabilidad con independencia de la operadora, del fabricante del móvil y del propietario de la propia SIM electrónica. Y también pretende ser el formato universalmente utilizado en el futuro en los dispositivos móviles con conexión a las redes de telefonía.
Lo interesante es que el pasado 5 de marzo, durante la celebración del Mobile World Congress, este grupo de trabajo dio a conocer el primer borrador del perfil interoperable que utilizará la eSIM. Pero esto no es todo. También anunciaron que iban a comenzar las pruebas de esta primera especificación en escenarios de uso reales para verificar que la interoperabilidad que pretenden ofrecer es realmente viable.
Posibles desventajas de la SIM electrónica
Como hemos visto, las aportaciones de la eSIM están bastante claras, pero hay varios apartados que, por el momento, despiertan muchas dudas. Quizás el más preocupante para los usuarios tiene que ver con los trámites que será necesario realizar para transferir nuestra eSIM de un smartphone a otro si el primero se nos estropea por la razón que sea (un golpe fuerte, se nos moja, etc.). Actualmente solo tenemos que extraer nuestra SIM de un móvil e introducirla en otro para no quedarnos sin servicio, pero no está claro que con la eSIM este proceso vaya a ser tan sencillo y rápido.